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Tía María: RADIOGRAFÍA DE UN PAÍS ENFERMO

“Volvieron a decir que eran pocos, delincuentes sucios, revoltosos, saboteadores del gran desarrollo y nadie se ha tragado ese rollo” Canción Piquete-Jorge Millones

Publicado: 2015-04-30

Por Guillermo Bermejo Rojas 

Primero fue Ollanta Humala el que salió alabando la importancia de la minería trasnacional y dejando claro que los que se oponían eran “azuzadores” con agenda electoral. 

Luego fue el Premier Cateriano quien uso la frase mágica “destrabar la economía” que siempre cantan los neoliberales para imponer los intereses de la Confiep y la Casa Blanca que están detrás de las concesiones mineras y de hidrocarburos en el país.

Después vimos y vemos en los Diarios y en la TV a los sicarios mediáticos de las mineras como Santillana, Rafaelito y Barba armando organigramas de los malos y peores y vinculando a los actores políticos y sociales con su nueva etiqueta: “terroristas anti mineros”.

El paso siguiente, obviamente, era la represión contra los hermanos de Islay. Con el saldo de una veintena de heridos y un poblador asesinado por disparo de arma de fuego, o sea por mano de la Policía.

Y como la mayoría del país dejo de aceptar que la minería se imponga por las balas, había que mostrar a los violentos para justificar la brutalidad policial de la DINOES. Entonces, vimos un espectáculo tan cobarde y tan malvadamente preparado que nos recordó lo peor de la dictadura fujimontesinista.

Un agente policial con un garabato en vez de su nombre en la camisa, con la cara tapada para no ser reconocido, obliga a un poblador detenido y golpeado a tomar con su mano una especie de verduguillo.

Y un fotógrafo de Correo que sabe bien del abuso cometido toma la foto y hace la nota como si el montaje fuera real.

Este va a ser un año muy difícil para los peruanos. Lo descrito líneas arriba habla de un gobierno tan débil que solo le quedan las malas artes y la violencia para imponer el remate del 75% de la selva y de más de 22 millones de hectáreas y dejar al país encadenado por siguientes años, gane quien gane el 2016.

Para eso necesita un poder judicial armando expedientes para encarcelar “terroristas” de nuevo tipo, a la policía actuando como ejército de ocupación contra los pueblos y manifestantes, a la prensa cazando brujas con pruebas sembradas contra líderes políticos y sociales y potenciando basura farandulera para distraernos de lo importante.

Es decir, Ollanta Humala pretende que el país “oficial” de discusiones superficiales en el Congreso, del país parcelado para las trasnacionales, del crecimiento que nadie siente, de sus cambios oficiales en el Consejo de Ministros y de sus reuniones con las mafias políticas en Palacio de Gobierno llamando unidad es lo único que importa.

Y para el país real, para esa mayoría que hoy lo repele en todas las encuestas, ese que confió en la gran transformación y tiene las manos vacías, para ese país que hoy está en las calles y hasta para los pocos que esperaban el milagro en el último año, para ellos hay esta oferta: palo, gas, hospital, cementerio, juicio y cárcel. O resignación, escoja Ud.

Ollanta es pues el rey desnudo, encerrado en su Palacio, prisionero de sus patrones y chupamedias que le hacen creer que las portátiles que lo aplauden por un programa social son el pueblo. Creyendo que la sangre que hoy nuevamente entregan peruanos humildes no lo salpicaran en la historia. Creyendo que su traición no lo lapidara a él y sus sobrevivientes del Titanic nacionalista las próxima elecciones.

El Estado y sus instituciones, Ollanta y la clase política en general no han entendido que su fecha de caducidad ha llegado. Y que Bagua, Conga, Espinar y ahora Tía María son las batallas que están terminando de escribir su epitafio.

Y que los abusos y raterías cometidos desde siempre han rebalsado el vaso de la tolerancia ciudadana. Que lejos de la resignación, es la bronca histórica la que armoniza con el amor popular, lo que mueve a millones de peruanos a decir que ya estuvo bueno de soportar tanta parca, tanta miseria.

Y que, aunque aún sonríen los que matan y roban, cada día estamos más cerca de la ansiada liberación, cueste lo que cueste.

Hasta la Victoria Siempre


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